Seguidores

viernes, 8 de junio de 2012

La motivación en la educación

La motivación en la educación

No hay duda que la educación forma parte de nuestra vida, constantemente estamos aprendiendo y desarrollando nuevas capacidades. Sin embargo no son pocos los casos que conocemos de personas que nos comentan, que pasan largas horas de aburrimiento en las aulas universitarias sin encontrarle gusto al estudio, esperando simplemente la culminación de la clase y de la carrera, para una vez graduados ¡ahora si estudiar algo que en verdad me guste!
Es un poco paradójico que estemos dispuestos a pasar tiempo de nuestras vidas en un ambiente en el que no nos sintamos cómodos. No obstante en muchos casos es ante esta realidad la que nos enfrentamos como docentes día a día.
Es claro que el aprendizaje de los  estudiantes estriba, ciertamente, de su interés, esfuerzo y capacidades, pero también depende, y mucho, de que tuviera buenos o malos docentes, mejores o peores recursos didácticos, de que se les haya ofrecido mejores o peores oportunidades de aprendizaje. Es ante ello que un elemento clave dentro de la construcción de este proceso formativo lo es y lo será el docente como su facilitador.

Los docentes son administradores del ambiente de clases, desde los aspectos tangibles como el acomodo de la clase, los recursos audiovisuales, los materiales  de estudio, hasta los aspectos cualitativos como el fomento del clima de aprendizaje. Como docentes debemos promover el que perciban el salón de clase como un lugar de apoyo y de protección; donde existe un sentido de pertenencia,  de aprecio y respeto, si esto se da posiblemente se inclinen a participar más de lleno en su proceso de aprendizaje.

Lo anterior claro está son aspectos que se pueden aplicar de manera general en el salón de clase, reconociendo que los estudiantes tienen naturalmente diferentes motivaciones por las cuales estudian, es decir si todos están esperando el título simplemente, es un poco difícil lograr una integración ideal. Más sin embargo debemos siempre más allá de las circunstancias promover un ambiente positivo y lleno de optimismo en nuestras clases. Sembrando el deseo de aprender más y mejor, estimulando su inquietud por encontrar la verdad y desarrollando su capacidad de asombrarse ante la realidad. 

Es por ello que más que preocuparnos por los elementos externos que no podemos controlar, lo que si podemos hacer es ocuparnos por generar influencias significativas en los muchachos para a través de ellas contribuir en su proceso formativo. ¿Qué significa ello?

Significa que la profesión que escogimos debe traer inserta la fuerza de la vocación, la fuerza de algo que se ejerce porque se tiene dentro, de que es algo que se lleva con pasión y posibilidad de desarrollo y perfeccionamiento. Al ser una vocación, debe ejercer sobre nosotros la fuerza de un compromiso de altura y de máxima responsabilidad, ya que el alumno capta lo que somos, lo que decimos, lo que hacemos.
Nuestros alumnos aprenden si somos honestos, sinceros, auténticos, bien intencionados, y si nos interesan de verdad sus vidas. “Los profesores enseñan tanto por lo que saben como por lo que son” es una vieja sentencia pedagógica, buena parte de nuestra capacidad de influencia en los estudiantes se deriva de lo que somos como personas, de nuestra forma de presentarnos, de nuestras modalidades de relación con ellos. La influencia de la cual disponemos hace que debamos en primera instancia reconocer y luego predicar que el enseñar tal y como lo indica Freire es “la convicción de que el cambio es posible. El mundo no es, el mundo está siendo.”
Debemos fomentar en ellos la capacidad de comprender que a través de la educación son agentes de cambio que deben intervenir en las realidades concretas con las que interactúan y no ser simplemente observadores de lo que acontece, que no pueden ser neutrales, que no pueden estar solamente comprobando lo que acontece, que deben decidir, elegir, intervenir.
Lo podemos hacer ofreciéndoles tareas desafiantes pero accesibles, además de  relevantes y significativas, para que puedan ver como las habilidades que adquieren pueden ser usadas en el mundo real.
En esa medida vamos a fomentar un aprendizaje significativo y quizá con mucho esfuerzo lograr que los muchachos se identifiquen con nuestra causa y vean en el estudio una herramienta para ser agentes de cambio para sus vidas y la sociedad.

Requerimientos del artículo
Diario La Nación
Se envía a la dirección foro@nacion.com  y no puede ser mayor a los 4.500 caracteres (con espacios incluidos).
Debe indicar nombre, profesión y número de cédula.

6 comentarios:

  1. Compañero, al iniciar tu artículo ejemplificas muy bien lo que sucede en la realidad con algunos de nuestros estudiantes, al menos yo sí he vivido la experiencia de conversar con estudiantes que te dicen, mis papás quisieron que estudiara esto, voy a ver si me gusta u otros que simplemente están pero no están. En mis clases, trato de guiarlos respecto al sentirse motivado para estudiar algo que realmente les guste, les hablo de la vocación del profesional y los insto a reflexionar. Definitivamente es una labor que como docentes debemos propiciar y no dejar pasar.

    ResponderEliminar
  2. Saludos
    Me gusta tu comentario de la administración del ambiente de la clase. Y estoy seguro que cuando se refiere a ambientes no sólo estas pensando en lo físico sino también lo pscilógico. El estudiante debe desarrolla en y con elementos sutiles pero efectivos para que logre motivarse al saber.

    ResponderEliminar
  3. Interesante tu forma de analizar la motivación que se debe dar a los estudiantes y rescato tu frase de "Los docentes son administradores del ambiente de clases", esa frase me parece de suma importancia para resaltar la motivación, siendo no solo docentes sino administradores, así se resume la cantidad de "minitrabajos" a los cuales nos enfrentamos los docentes, ser enfermeros, consejeros, amigos y además lo que anotás: administradores, lo cual a mi parecer es de suma importancia para poder englobar un buen rendimiento de los estudiantes en el aula. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Al igual que los demás compañeros, la frase que más me llamó la atención y me puso a reflexionar es el hecho de que efectivamente los docentes somos simples administradores de los ambientes de clase, y por ello precisamente tenemos una gran responsabilidad, pues la generación de un buen ambiente y agradable escenario, generará o tendrá como efecto, un interés palpable por parte del estudiante.

    ResponderEliminar
  5. La gestión de la clase, es algo para lo cual no se nos prepara y en la que encontramos poca información en los cursos de docencia que llevamos, pero es una realidad que tenes que cumplir muchos más roles que el de un simple facilitador.

    En ese proceso creo que la empatía y la sinergía que podamos crear con el grupo nos resultan clave.

    ResponderEliminar
  6. Definitivamente junto a la motivación está el orden, deben de exitir varios aspectos que caminen de la mano para que todo funcione. Por esa razón, como docentes debemos estar pendientes de todos los detalles, para así poder desarrollar un ambiente lleno de éxito, que invite a los estudiantes a ser mejores y a dar más de lo que esperamos de ellos.

    ResponderEliminar